JESÚS: MI AMO, MI SEÑOR, MI JEFE
Por: Gladys Raquel Hernández
¿A cuántas personas les gustaría tener como empleador a un empresario multimillonario como el Señor Bill Gates?
Un sueño casi imposible, ¿verdad?Es cierto que este gran empresario internacional tiene un gran número de personas que trabajan en su enorme empresa, pero se trata de un número mínimo de gente comparado con los millones de habitantes que habitan el planeta, ¿cierto?
Muchas personas quisieran estar relacionadas con gente importante (VIP) para tener acceso a buenos cargos laborales, altos ingresos y vivir una buena vida ¿verdad?.
A todos nos gusta estar bien: gozar de un buen nivel económico, buena salud, dar y recibir amor en la familia. Pero muchas veces, a pesar de esto que es muy bueno para nuestras vidas, sentimos un gran vacío dentro nuestro y generalmente no lo podemos explicar. ¿Qué es lo que nos sucede?
Cuando nos encontramos con Cristo y permanecemos en El, comenzamos a sentir y a vivenciar que El es quien empieza a llenar ese gran vacío del alma con Su amor, Su paz y Su gozo. El Señor es quien llena el hueco del alma. El hueco del alma tiene forma de Dios, ya que tan sólo El, a través de Su Santo Espíritu, puede llenar ese lugar. Nuestras almas son nuestro verdadero “yo” (mente, pensamientos, intelecto, emociones y sentimientos) y las mismas han sido creadas y depositadas en nuestros cuerpos por Dios, por lo tanto le pertenecen.
Esa pertenencia de nuestras almas por parte de nuestro Creador, hace que en algún momento de nuestras vidas, nosotros comencemos a sentir que lo necesitamos, que lo anhelamos, que tenemos sed de El. Entonces comenzamos a depender de nuestro buen Dios, rindiéndonos a El de todo corazón, pues las almas actúan como un imán y siempre buscan encontrarse con su Creador y Padre Celestial.
De este modo, comenzamos a descubrir que Jesús es nuestro amo, nuestro Señor, nuestro dueño... y si nos dejamos guiar por Su Espíritu Santo, si nos rendimos enteramente a El y comenzamos a seguirlo y a servirlo, descubrimos con mucho amor que El es el mejor jefe que podemos tener: Un rey todopoderoso y eterno, que habita en un cuerpo glorificado, que nos ha prometido un cuerpo eterno como en el que El habita (1º Corintios 15:52-53), que nos va a guiar siempre, nos va a dar capacitación y trabajo a lo largo de nuestras vidas y nos pagará con creces todo nuestro esfuerzo diario para ayudar a establecer Su Reino aquí en la tierra.
Veamos la siguiente cita bíblica:
“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó , recibirá recompensa” (1º Corintios 3:14).
Además, tenemos la bella promesa de que Dios nos ama con amor eterno y nos promete vida eterna!!! (Jeremías 31:3 – Juan 12:49-50).
AMEN!!!
Muchas personas quisieran estar relacionadas con gente importante (VIP) para tener acceso a buenos cargos laborales, altos ingresos y vivir una buena vida ¿verdad?.
A todos nos gusta estar bien: gozar de un buen nivel económico, buena salud, dar y recibir amor en la familia. Pero muchas veces, a pesar de esto que es muy bueno para nuestras vidas, sentimos un gran vacío dentro nuestro y generalmente no lo podemos explicar. ¿Qué es lo que nos sucede?
Cuando nos encontramos con Cristo y permanecemos en El, comenzamos a sentir y a vivenciar que El es quien empieza a llenar ese gran vacío del alma con Su amor, Su paz y Su gozo. El Señor es quien llena el hueco del alma. El hueco del alma tiene forma de Dios, ya que tan sólo El, a través de Su Santo Espíritu, puede llenar ese lugar. Nuestras almas son nuestro verdadero “yo” (mente, pensamientos, intelecto, emociones y sentimientos) y las mismas han sido creadas y depositadas en nuestros cuerpos por Dios, por lo tanto le pertenecen.
Esa pertenencia de nuestras almas por parte de nuestro Creador, hace que en algún momento de nuestras vidas, nosotros comencemos a sentir que lo necesitamos, que lo anhelamos, que tenemos sed de El. Entonces comenzamos a depender de nuestro buen Dios, rindiéndonos a El de todo corazón, pues las almas actúan como un imán y siempre buscan encontrarse con su Creador y Padre Celestial.
De este modo, comenzamos a descubrir que Jesús es nuestro amo, nuestro Señor, nuestro dueño... y si nos dejamos guiar por Su Espíritu Santo, si nos rendimos enteramente a El y comenzamos a seguirlo y a servirlo, descubrimos con mucho amor que El es el mejor jefe que podemos tener: Un rey todopoderoso y eterno, que habita en un cuerpo glorificado, que nos ha prometido un cuerpo eterno como en el que El habita (1º Corintios 15:52-53), que nos va a guiar siempre, nos va a dar capacitación y trabajo a lo largo de nuestras vidas y nos pagará con creces todo nuestro esfuerzo diario para ayudar a establecer Su Reino aquí en la tierra.
Veamos la siguiente cita bíblica:
“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó , recibirá recompensa” (1º Corintios 3:14).
Además, tenemos la bella promesa de que Dios nos ama con amor eterno y nos promete vida eterna!!! (Jeremías 31:3 – Juan 12:49-50).
AMEN!!!
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